martes, 8 de abril de 2014

La masa individualista.

Buenos días, mundo. Hoy, como muchos otros días, he salido de la cama con una idea en la cabeza. Una idea más o menos buenas, pero esta vez la idea ha podido atravesar la bruma de ese duermevela en el que estamos justo antes de despertarnos del todo, el momento en el que olvidamos los sueños.
Esta idea en concreto es sobre el debate que política, educación y sociedad han estado debatiendo desde que el hombre es homb... perdón, poderoso. 
¿Masa o individuo?
Con esto me refiero a que a lo largo de la historia, uno de los mayores conflictos ha sido el de si enseñar a nuestros hijos que lo primero es lo de la mayoría, aunque no nos guste a nosotros (y a veces ese "nosotros" es escandalosamente amplio), o decirle que lo más importante es lo suyo, que tiene que mirar por sus propios intereses y no preocuparse por los demás, es más, arrollarlos en el camino si se puede. 
No hace falta decir cuál de las dos corrientes económicas y sociales defiende cada una de estas posturas, al igual que tampoco hay que llamar la atención sobre los fallos y aciertos de cada uno.
Sin embargo estamos asistiendo a un fenómeno novedoso y a mi parecer, fascinante, un fenómeno al que me gustaría llamara la "masa individualista". ¿Qué significa? Fácil: El sistema, ya no el gobierno o la corriente política, el sistema en general, nos hace creer que estamos educados para ser seres independientes, dueños de nuestro propio futuro, nos hace pensar que realmente controlamos lo que pasa a nuestro alrededor, cuando es realidad, somos una masa. Todos pensamos que somos diferentes, pero lo diferente que soy yo es en realidad lo diferente que es el otro también. Y no, no está bien, estamos sumidos en una especie de Matrix social. Porque al igual que nos inculcan "Tú puedes hacer lo que quieras con tu vida, nadie puede decirte por dónde ir", también te dicen, de forma subyacente, que al igual que en situaciones buenas no tienes ese límite que los demás puedan darte, en las situaciones malas, estás solo, y como eres un individuo único y responsable de tus actos, nadie más comparte tus creencias y opiniones.
Al menos, eso parece.
Y la cosa es: ¿qué podemos nosotros, los educadores sociales, hacer respecto a esto? Pues ya no solo educar, sino reeducar a todos aquellos que piensan que son únicos y están solos. Debemos formar una masa no individualista, sino heterogénea. Una masa en la que uno no tenga que aguantarse porque no quiera lo mismo que los demás, pero que eso tampoco signifique que vaya por ello a tener que arrollarlos a todos. Sí, a veces habrá que hacer concesiones, pero no sumisiones. Nosotros somos los que tenemos que abrir los ojos, enseñar al mundo que somos más parecidos y a la vez más diferentes de lo que creemos, al igual que un maestro de matemáticas enseña que si se suma, sale un número más alto, y que un maestro de lengua nos explica los sutiles matices del análisis sintáctico.
Porque es tan necesario enseñar a un adolescente a no tomar drogas o a un adulto a no agredir a su pareja, padres, etc., como mostrar al mundo lo que realidad somos:
Personas fuertes capaces de ir más allá de lo que nos dicen que somos y lo que acabamos siendo en consecuencia de ello, personas libres, diferentes... pero unidas.

1 comentario:

  1. Estoy de acuerdo con lo que escribes, en el sentido de que podemos llegar a ser una masa individualista y que lo que debemos hacer es educar en ser personas fuertes, capaces de llevar a cabo proyectos sociales, o de otra clase, sin que nos obliguen a realizarlos de una manera u otra

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